Escrito por Juan Valles |
Pilato estaba acostumbrado que se humillaran frente a él. Solía ver a prisioneros de rodillas clamando misericordia. Ya había tenido suficientes problemas en Palestina. Era el tipo de hombre rudo, con mirada penetrante, investido de autoridad. Sólo duró nueve años ejerciendo sus funciones de procurador. Y un día le pasó lo que a todo mortal ha de pasarle: ante él fue presentado Jesús de Nazaret…
¿Qué ocurrió? La Biblia nos da muestras del diálogo entre Jesús y Pilato. ¿Temor? Jesús no tenía miedo. ¿Angustia? No se vio angustiado. ¿De rodillas? ¡Nunca! Jesús no imploró perdón ni misericordia de Pilato. Y eso sí preocupó al Procurador. Se mantuve firme en todo. Y Pilato tenía todas las de perder, o las de ganar…
Hubo un diálogo. Observe la prepotencia con que hablaba Pilato y la autoridad de las respuestas de Jesús. Pilato dijo: “¿Eres tú el rey de los judíos?” A lo que Jesús respondió: “¿Eso lo dices tú, o es que otros te han hablado de mí?”
Y Jesús también mostró quién era. Pilato lo mandó a azotar. Con toda la ironía de la tierra trajeron al Salvador con un manto, su piel rasgada por los latigazos, y una corona de espinas. Y luego de ver a una multitud de judíos que pedía juicio, Pilato le habló a Jesús: “¿No te das cuenta de que tengo poder para ponerte en libertad o para mandar que te crucifiquen?” La respuesta del Señor es sorprendente. Cualquiera de nosotros hubiera aprovechado la ocasión para pedir clemencia, misericordia, o mostrar cuánto nos hubiera dolido el castigo. Pero Jesús confrontó a Pilato: “No tendrías ningún poder sobre mí si no se te hubiera dado de arriba”… Yo pregunto: ¿qué hubiera hecho usted si fuera Jesús? ¿Se da cuenta…?
La pregunta clave de este artículo la hizo Pilato, y a través de los siglos muchas personas, de diferentes naciones, credos, lenguas y culturas la han repetido; se encuentra en el evangelio de Marcos, y dice: “¿Y qué voy a hacer con el que ustedes llaman el rey de los judíos?” (15:12). Esta pregunta ha soportado dos mi años de historia. Ha sido predicada siglo tras siglo. Fue pronunciada por Pilato pero es el anónimo grito de la humanidad pecadora: ¿Qué voy a hacer con el rey de los judíos?
Hay dos ejemplos muy claros en la Biblia de lo que s puede hacer con el Rey de los judíos. Uno es el ladrón que yacía crucificado al lado de Jesús. ¿No ha visto su petición? “Jesús, acuérdate de mí cuando vengas en tu reino” (Lc 23:42). ¿Y quién le dijo a este hombre que Jesús es Rey? No lo sabemos. Podemos creer que lo leyó en el letrero que el mismo Pilato mandó a escribir: “Éste es el Rey de los judíos”. Sea como sea, el hombre creyó que el crucificado a su lado era el Rey que tenía que venir, y su fe fue toda una osadía, un asombros salto a través de la esperanza. Este hombre supo qué hacer con el Rey de los judíos, y recibió su recompensa. Jesús le dijo: “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”. ¿Usted ya recibió su recompensa?
El otro ejemplo es Pilato, y su decisión no es precisamente lo que Dios quiere. Pilato quiso estar bien con Dios y con el Diablo. Si le hubiera hecho caso a Jesús hubiera despreciado al mundo y lo que representa, a la voz de la humanidad y del hombre, pero no fue así. Varias veces quiso soltarlo y no pudo. Y Marcos dice que Pilato “quería satisfacer a la multitud” (Mc 15:15). Los judíos lo chantajearon: “Si dejas en libertad a este hombre, no eres amigo del emperador” (Jn 19:12). Pilato cedió ante las presiones, y perdió a Jesús.
Es triste que dos mil años después de este episodio haya tantos Pilatos por las calles. Están los Pilatos que dicen: “no, no quiero nada con Dios”. Están los Pilatos que prefieren vestirse de Blanco, y con unos collares niegan a Jesucristo para irse con los demonios. Están los Pilatos que siguen a los seres humanos en vez de Dios. Están los Pilatos ahogados por las vanidades de este mundo. Están los Pilatos que no distinguen lo bueno de lo malo. Y no podemos dejar de hablar de los Pilatos que religiosos que ponen su Iglesia por encima de Dios, y sus buenas obras por encima de Jesucristo.
La decisión que tomó Pilato la sigue tomando mucha gente: prefieren lo que digan otros que a Jesús de Nazaret. Y prefieren irse al infierno con tal de vivir a su modo.
No sigas semejante ejemplo.
0 comentarios:
Publicar un comentario